Cuando las organizaciones empiezan a
confiar en la capacidad de sus colaboradores para representar a la marca, cosas
buenas pasan. Pero el primer paso lo tiene que dar la empresa.
Por: Luis Cornejo Peralta (*)
Muchas veces las organizaciones
se encuentran en situaciones en que no les son suficientes los canales
oficiales o gremiales. Los directivos comienzan a darse cuenta que no tienen un
apoyo comprometido que genere impactos positivos hacia la marca. Erróneamente,
muchos buscan este soporte externamente, intensificando su estrategia de
relaciones públicas, de presencia en medios de comunicación o publicitaria,
pero siempre ofreciendo a un solo interlocutor para soportar el mensaje: la
empresa misma.
Entonces, pareciera que no hay nadie
más que pueda dar fe de las versiones brindadas por la organización, nadie más
que la soporta con su opinión, nadie que la respalda individualmente. No nos
damos cuenta que cada organización cuenta con tantos embajadores de su marca
como colaboradores tiene. Tampoco vemos claramente que cada uno de ellos, desde
las distintas especialidades y roles que desempeñan pueden ser defensores y
promotores de nuestra posición, no solo en tiempos difíciles sino, sobre todo,
en el acontecer diario de la marca.
Las redes sociales y demás
plataformas digitales nos otorgan a todos un sentido de voz pública nunca antes
conocido, y la capacidad de poder influir positiva o negativamente sobre productos,
marcas, organizaciones, situaciones y personas.
Pueden existir muchas formas de conseguir
el apoyo de nuestros colaboradores para fines específicos, donde la
organización necesita consolidar una posición y fortalecer su versión sobre un
hecho en particular; y de poder construir una comunidad interna que funcione
frecuente y eficientemente que pueda dar cara por la organización si así se
requiere.
Aquí propongo cinco acciones para
empezar a construir estos grupos internos de soporte:
- Verifique las políticas de comunicación y el acceso que tienen los empleados a las redes sociales y medios digitales: Si sus trabajadores no pueden acceder a sus cuentas de Facebook, Twitter o Instagram, de nada servirá su voluntad para ayudar a la empresa. Deles el acceso y sea específico sobre los parámetros de su uso, la creación de una política de uso de redes sociales es una buena opción.
- Actualice sus canales internos y externos: Si la organización no acostumbra compartir información con sus empleados o lo hace tarde o luego de que suceden los hechos, esa desidia comunicativa será recíproca en su fuerza laboral. De igual modo externamente, los canales deben estar actualizados. Sea constante.
- Produzca contenido relevante: Sus colaboradores, casi siempre, estarán dispuestos a ayudar a su organización si eso se requiere de ellos. Sin embargo, la empresa es la que debe proporcionar contenidos valiosos (videos, notas de prensa, fotografías, etc.) que puedan ser difundidos por los empleados. De esta manera también podrá orientar mejor el tono, estilo y tiempo de la comunicación, potenciando los resultados de la intervención de los colaboradores.
- Siempre provea una versión oficial: Aun cuando la empresa pueda brindar contenidos valiosos que compartir y discutir, se debe asegurar la existencia de una versión oficial en cada caso que, a modo de resumen, permita conocer claramente la posición formal de la organización. Así también se evita la dispersión en el mensaje.
- El momento es ahora: En las redes sociales, así como en la mayoría de espacios digitales, el tiempo es un elemento muy valioso. No lo pierda en procesos de aprobación engorrosos; reduzca los pasos, acelere las revisiones, haga lo que sea necesario para que las aprobaciones no retrasen o bloqueen la oportunidad de la comunicación. La reputación de su empresa se lo agradecerá y la voluntad de sus colaboradores también.
(*) Director de Taller Creativo Consultores
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