Crónica personal acerca de algunos mitos que se vienen
derribando con el paso del tiempo, y que permiten abrirle camino a la
formalidad en nuestra tierra.
Por: Guillermo Román-Flores Zevallos para la revista
CUSCO SOCIAL
En los últimos
meses muchas cosas vienen cambiando en Cusco. Cambios que tienen que ver con la modernidad, que en su momento
despertaron dudas y temores y que avivaron un debate sobre el lugar que ocupa
el Cusco en este contexto socio-político que vive el Perú. Desde el pragmatismo
y la lógica de consumo hasta las añoranzas más románticas, algo que es
indudable es que la cuidad imperial está cambiando. Este artículo no parte de
un enfoque sociológico o académico. Simplemente coleccionamos algunas
experiencias recientes para esbozar una
tesis positiva sobre el Cusco actual.
Hace algunos
días tuve la oportunidad de llegar a Cusco en uno de los vuelos nocturnos que
ofrece una línea aérea, y recordaba todo el debate que se dio en torno a estas
frecuencias de interconexión con la ciudad de Lima. Mi padre trabaja en líneas
aéreas desde hace mucho tiempo, y hace 30 años la idea de tener vuelos
nocturnos en Cusco parecía sacada de un libro de Julio Verne. Mitos como el
viento de cola y los cerros cercanos a la pista se apoderaban de ésta premisa
negativa. Años más tarde la tecnología hizo posible los aterrizajes nocturnos.
Debo confesar que
el viaje fue muy placentero, desde el avión vi un Cusco de noche cómo nunca
imagine, grande e iluminado por una luna llena mágica, simplemente una
experiencia imborrable, gracias en parte al aterrizaje que se hizo muy fácil y
sin turbulencias. Y es que dicen los expertos que en baja temperatura el viento
cruzado que genera los movimientos de los aviones disminuye notablemente, a
diferencia de un aterrizaje al mediodía. Buen punto que derribó ese mito del
viento.
Antes de aterrizar
me puse a escuchar la conversación de dos personas mayores que estaban sentadas
a mi lado y que llegaban por primera vez. Ambos estaban preocupados por la
altura, no solo por su edad, sino porque habían vivido toda su vida al nivel
del mar. “Felizmente la gente de la
agencia nos consiguió el vuelo a ésta hora para poder llegar y descansar, y así
mañana no tener problemas en el recorrido” Mencionó la señora con un gesto
de tranquilidad. En ese momento recordé lo que siempre recomiendan los médicos,
lo mejor para evitar el mal de altura es descansar. ¿Cuántos episodios de
soroche nos habríamos evitado con personas mayores de haber tenido estos vuelos
antes?
El gran problema
de estos vuelos es el ruido que producen al aterrizar y por eso hubo una
preocupada oposición por parte de algunas autoridades. No tengo ninguna certeza
si hay algún dispositivo tecnológico que disminuya el ruido en esta
oportunidad. Pero de lo que si tengo certeza es que el ruido pasó casi
desapercibido en el propio aeropuerto. Al arribar mi sorpresa fue salir al
parqueo y encontrar muy pocos taxis, tomé uno y el conductor me preguntó: - ¿Entró vuelo jefe? - Le respondí que sí - Qué raro no sé escuchó nada, mis compañeros
pensaban que ya no venía el avión y se fueron. Estos vuelos nos aumentan la
chamba pues jefe, ojalá que entren hasta más tarde”, me dijo el amable
taxista que cubría un turno nocturno.
Si bien el ruido
puede evitarse y debe controlarse hasta una hora prudente, la ampliación del
horario de operaciones del Velasco Astete trae oportunidades de trabajo a más
personas vinculadas a la cadena del turismo, como artesanos, taxistas y otros.
Ya instalado en
casa y luego de la gran expectativa que causó la inauguración del REAL PLAZA en
Cusco antes de las fiestas navideñas, decidí visitar el tan anhelado centro
comercial. La verdad me quedé gratamente impresionado por varias cosas, y no es
que no haya conocido otros centros comerciales antes, sino que pude ver como
varias cosas van cambiando en mi tierra.
Al entrar a una tienda me atendieron dos jovencitas de forma muy amable.
Su trato fue excelente y demostraron gran conocimiento del producto, con la
misma facilidad de un experimentado vendedor en cualquier mall del mundo. Dos
cusqueñas muy desenvueltas que definitivamente
han recibido una capacitación en términos de moda y buen gusto que me
permitieron una compra fluida, con el aliciente que por ser cusqueño tenía un
descuento del 20%, es decir más barato que en cualquier otro lugar del país,
salvo que se encuentren en una venta de liquidación.
Recuerdo que
alguna vez escuche los argumentos de los opositores al centro comercial “El centro comercial dejará sin trabajo a
mucha gente y con su arquitectura moderna romperá el estilo cusqueño “rezaban
nuevamente los mitos. Mitos falsos ya que la realidad demuestra que se han
abierto muchos puestos de trabajo y por el contrario ha dinamizado el comercio
en toda su cadena, desde el transporte, la logística, el almacenaje, los
servicios, etc. Por otro lado el Centro Comercial no ha sido construido en una
zona que vulnere la especificidad de nuestro centro histórico. Rebatiendo el
mito arquitectónico.
Pero creo que la
gran ventaja como consumidores radica en que podemos acceder a productos de
calidad con precios justos, en un ambiente seguro, limpio y agradable de
transitar. Con la formalidad del caso y con la certeza que esa transacción comercial paga impuestos,
contribuyendo como ciudadanos al país. Y recalco este aspecto porque es muy
importante recordar que con la formalidad y
nuestra contribución en impuestos, se construyen los cimientos de una
sociedad más justa con servicios de salud y educación que tanto requieren
nuestros paisanos.
Pero más allá de
la formalidad debemos reconocer que el centro comercial le dará trabajo directo
a más de 2000 cusqueños, y que estos recibirán capacitaciones en diversos
aspectos comerciales y de servicio, en muchos casos con estándares de clase
mundial. Como viene ocurriendo con los hoteles de grandes cadenas que se
afincan en nuestra ciudad. Esto permite desarrollo profesional, y oportunidades
que tanta falta hacen.
Tengo entendido que
muy pronto se abrirán los cines generando espacios de entretenimiento para
todas las edades y que son tan necesarios en nuestra sociedad, como espacios que permiten recreación sana, que
puedan bajar los indicadores de consumo de alcohol en adolescentes por citar un
caso. Cusco se merecía esto hace mucho tiempo y estamos seguros que muchas
generaciones así lo sentirán. Yo fui parte de ese cambio, yo crecí durante los
ochentas en mi Cusco querido y puedo decir como ciudadano que estoy muy
contento por todos lo que viene sucediendo.
Quiero terminar
esta nota, nuevamente sentado en un taxi, en una de las unidades móviles que brindan
servicio en el Real Plaza. No espere
demasiado para subirme al carro gracias a que una señorita me guío hasta el
próximo vehículo, este muy bien presentado. Su chofer nos ayudó con las bolsas
y nos contó que pertenecía a una de las empresas que brinda el servicio
exclusivo del mall. Al igual que la empresa que administra el parqueo, o que vela
por la limpieza. Y en ese momento entendí que este es el mejor ejemplo de eso
que se denomina CLUSTER. Un eslabonamiento empresarial que le permite a los
emprendedores generar negocios y dar trabajo. El diligente taxista me comentó
además que para poder trabajar ahí debió presentar sus antecedentes policiales
y que eso más allá de mortificarlo, le daba la certeza de que ingresaba en una
empresa seria y formal que además es de cusqueños.
Esta crónica
urbana puede parecer muy frívola, apuntando a una reflexión sobre los sutiles
pero trascendentales que son estos cambios en el marco de una sociedad que
avanza. Los cusqueños nos merecemos esto y más, conscientes que nuestra riqueza
patrimonial y nuestro legado histórico no se deteriora con la llegada de la
FORMALIDAD a la ciudad. Cusco debe crecer de la mano con la modernidad que trae
una economía formal, que permitirá que se abran más espacios públicos, que
promuevan las artes y la cultura, pero sobre todo que hagan que más personas
tengan oportunidades, no solo de un trabajo mejor, sino también al acceso de
productos y servicios que hagan su vida mejor. El camino de estos cambios es
positivo y el Cusco los abraza con su peculiar personalidad.
Rompiendo mitos que detengan el progreso es que
alcanzaremos bienestar como ciudadanos, en el marco de la equidad y el respeto.