viernes, 25 de abril de 2014

Pequeños cambios que generan grandes transformaciones



Crónica personal acerca de algunos mitos que se vienen derribando con el paso del tiempo, y que permiten abrirle camino a la formalidad en nuestra tierra.
Por: Guillermo Román-Flores Zevallos para la revista CUSCO SOCIAL

En los últimos meses muchas cosas vienen cambiando en Cusco. Cambios que tienen que ver  con la modernidad, que en su momento despertaron dudas y temores y que avivaron un debate sobre el lugar que ocupa el Cusco en este contexto socio-político que vive el Perú. Desde el pragmatismo y la lógica de consumo hasta las añoranzas más románticas, algo que es indudable es que la cuidad imperial está cambiando. Este artículo no parte de un enfoque sociológico o académico. Simplemente coleccionamos algunas experiencias recientes  para esbozar una tesis positiva sobre el Cusco actual.

Hace algunos días tuve la oportunidad de llegar a Cusco en uno de los vuelos nocturnos que ofrece una línea aérea, y recordaba todo el debate que se dio en torno a estas frecuencias de interconexión con la ciudad de Lima. Mi padre trabaja en líneas aéreas desde hace mucho tiempo, y hace 30 años la idea de tener vuelos nocturnos en Cusco parecía sacada de un libro de Julio Verne. Mitos como el viento de cola y los cerros cercanos a la pista se apoderaban de ésta premisa negativa. Años más tarde la tecnología hizo posible los aterrizajes nocturnos.

Debo confesar que el viaje fue muy placentero, desde el avión vi un Cusco de noche cómo nunca imagine, grande e iluminado por una luna llena mágica, simplemente una experiencia imborrable, gracias en parte al aterrizaje que se hizo muy fácil y sin turbulencias. Y es que dicen los expertos que en baja temperatura el viento cruzado que genera los movimientos de los aviones disminuye notablemente, a diferencia de un aterrizaje al mediodía. Buen punto que derribó ese mito del viento.

Antes de aterrizar me puse a escuchar la conversación de dos personas mayores que estaban sentadas a mi lado y que llegaban por primera vez. Ambos estaban preocupados por la altura, no solo por su edad, sino porque habían vivido toda su vida al nivel del mar. “Felizmente la gente de la agencia nos consiguió el vuelo a ésta hora para poder llegar y descansar, y así mañana no tener problemas en el recorrido” Mencionó la señora con un gesto de tranquilidad. En ese momento recordé lo que siempre recomiendan los médicos, lo mejor para evitar el mal de altura es descansar. ¿Cuántos episodios de soroche nos habríamos evitado con personas mayores de haber tenido estos vuelos antes?

El gran problema de estos vuelos es el ruido que producen al aterrizar y por eso hubo una preocupada oposición por parte de algunas autoridades. No tengo ninguna certeza si hay algún dispositivo tecnológico que disminuya el ruido en esta oportunidad. Pero de lo que si tengo certeza es que el ruido pasó casi desapercibido en el propio aeropuerto. Al arribar mi sorpresa fue salir al parqueo y encontrar muy pocos taxis, tomé uno y el conductor me preguntó: - ¿Entró vuelo jefe? -  Le respondí que sí  - Qué raro no sé escuchó nada, mis compañeros pensaban que ya no venía el avión y se fueron. Estos vuelos nos aumentan la chamba pues jefe, ojalá que entren hasta más tarde”, me dijo el amable taxista que cubría un turno nocturno.

Si bien el ruido puede evitarse y debe controlarse hasta una hora prudente, la ampliación del horario de operaciones del Velasco Astete trae oportunidades de trabajo a más personas vinculadas a la cadena del turismo, como artesanos, taxistas y otros.

Ya instalado en casa y luego de la gran expectativa que causó la inauguración del REAL PLAZA en Cusco antes de las fiestas navideñas, decidí visitar el tan anhelado centro comercial. La verdad me quedé gratamente impresionado por varias cosas, y no es que no haya conocido otros centros comerciales antes, sino que pude ver como varias cosas van cambiando en mi tierra.  Al entrar a una tienda me atendieron dos jovencitas de forma muy amable. Su trato fue excelente y demostraron gran conocimiento del producto, con la misma facilidad de un experimentado vendedor en cualquier mall del mundo. Dos cusqueñas muy desenvueltas que definitivamente  han recibido una capacitación en términos de moda y buen gusto que me permitieron una compra fluida, con el aliciente que por ser cusqueño tenía un descuento del 20%, es decir más barato que en cualquier otro lugar del país, salvo que se encuentren en una venta de liquidación.

Recuerdo que alguna vez escuche los argumentos de los opositores al centro comercial “El centro comercial dejará sin trabajo a mucha gente y con su arquitectura moderna romperá el estilo cusqueño “rezaban nuevamente los mitos. Mitos falsos ya que la realidad demuestra que se han abierto muchos puestos de trabajo y por el contrario ha dinamizado el comercio en toda su cadena, desde el transporte, la logística, el almacenaje, los servicios, etc. Por otro lado el Centro Comercial no ha sido construido en una zona que vulnere la especificidad de nuestro centro histórico. Rebatiendo el mito arquitectónico.

Pero creo que la gran ventaja como consumidores radica en que podemos acceder a productos de calidad con precios justos, en un ambiente seguro, limpio y agradable de transitar. Con la formalidad del caso y con la certeza  que esa transacción comercial paga impuestos, contribuyendo como ciudadanos al país. Y recalco este aspecto porque es muy importante recordar que con la formalidad y  nuestra contribución en impuestos, se construyen los cimientos de una sociedad más justa con servicios de salud y educación que tanto requieren nuestros paisanos.

Pero más allá de la formalidad debemos reconocer que el centro comercial le dará trabajo directo a más de 2000 cusqueños, y que estos recibirán capacitaciones en diversos aspectos comerciales y de servicio, en muchos casos con estándares de clase mundial. Como viene ocurriendo con los hoteles de grandes cadenas que se afincan en nuestra ciudad. Esto permite desarrollo profesional, y oportunidades que tanta falta hacen.

Tengo entendido que muy pronto se abrirán los cines generando espacios de entretenimiento para todas las edades y que son tan necesarios en nuestra sociedad, como  espacios que permiten recreación sana, que puedan bajar los indicadores de consumo de alcohol en adolescentes por citar un caso. Cusco se merecía esto hace mucho tiempo y estamos seguros que muchas generaciones así lo sentirán. Yo fui parte de ese cambio, yo crecí durante los ochentas en mi Cusco querido y puedo decir como ciudadano que estoy muy contento por todos lo que viene sucediendo.

Quiero terminar esta nota, nuevamente sentado en un taxi, en una de las unidades móviles que brindan servicio en el Real Plaza.  No espere demasiado para subirme al carro gracias a que una señorita me guío hasta el próximo vehículo, este muy bien presentado. Su chofer nos ayudó con las bolsas y nos contó que pertenecía a una de las empresas que brinda el servicio exclusivo del mall. Al igual que la empresa que administra el parqueo, o que vela por la limpieza. Y en ese momento entendí que este es el mejor ejemplo de eso que se denomina CLUSTER. Un eslabonamiento empresarial que le permite a los emprendedores generar negocios y dar trabajo. El diligente taxista me comentó además que para poder trabajar ahí debió presentar sus antecedentes policiales y que eso más allá de mortificarlo, le daba la certeza de que ingresaba en una empresa seria y formal que además es de cusqueños.

Esta crónica urbana puede parecer muy frívola, apuntando a una reflexión sobre los sutiles pero trascendentales que son estos cambios en el marco de una sociedad que avanza. Los cusqueños nos merecemos esto y más, conscientes que nuestra riqueza patrimonial y nuestro legado histórico no se deteriora con la llegada de la FORMALIDAD a la ciudad. Cusco debe crecer de la mano con la modernidad que trae una economía formal, que permitirá que se abran más espacios públicos, que promuevan las artes y la cultura, pero sobre todo que hagan que más personas tengan oportunidades, no solo de un trabajo mejor, sino también al acceso de productos y servicios que hagan su vida mejor. El camino de estos cambios es positivo y el Cusco los abraza con su peculiar personalidad. 

Rompiendo mitos que detengan el progreso es que alcanzaremos bienestar como ciudadanos, en el marco de la equidad y el respeto.