lunes, 13 de octubre de 2014

Una apuesta a futuro - Educación y minería

Proyecto para la promoción de la lectura en zonas rurales de Cajamarca


La importancia de una visión de largo plazo con quienes serán los ciudadanos del mañana.

Por Luis Cornejo Peralta, Director de Comunicación Estratégica y Social Media en Taller Creativo Consultores

Gran parte de los proyectos mineros en nuestro país atraviesan todo un proceso de "gesta" que en muchos casos puede llevar años, incluso décadas. Sin contar siquiera la prospección geológica, el desarrollo de los estudios de pre factibilidad y factibilidad pueden tomar junto a la obtención de los permisos sociales, el desarrollo de la ingeniería y la construcción misma, unos 5 o más años.

Teniendo en mente esta cantidad de tiempo podemos realizarnos la siguiente pregunta: Si se realiza todo un esfuerzo de casi una década para hacer realidad un proyecto minero ¿Por qué no es posible  (para las empresas) visualizar que existe toda una generación que llegará a su adultez cuando el proyecto empiece a operar? Los niños y niñas de 10, 11 y 12 años de hoy serán entonces los jóvenes, hombres y mujeres de mañana. ¿Deberían entonces, las empresas mineras, tratar de definir el tipo de relación que quieren tener con estas poblaciones? Sí.

Desarrollar iniciativas educativas dirigidas a esos niños y niñas desde un inicio y de manera proporcional y con una visión de largo plazo, debería ser una parte integral de la propuesta social de relacionamiento con las comunidades ubicadas en las zonas del proyecto minero al momento de ser presentada a los "boards" que aprueban las grandes inversiones en minería. Hoy por hoy, lo social reviste igual o mayor importancia que lo operativo.

Estos proyectos, además de ser la expresión tangible de los principios y valores que las empresas mineras proclaman cumplir y de demostrar que existe una verdadera voluntad y compromiso con su entorno, traen beneficios muy potentes que le dan viabilidad a lo operativo:

Establecer relaciones más sólidas: con las propias familias, maestros de las escuelas y demás miembros de la comunidad. También permiten acercamientos con las autoridades locales así como con organismos rectores como lo son, en el caso de Perú, las direcciones regionales de educación. Como es lógico, para todos los padres, iniciativas que son de provecho para sus hijos favorecerán el desarrollo de un vínculo mayor revestido de gratitud y lealtad por el compromiso asumido con sus hijos. Ayudar a lograr el fin supremo de toda madre y padre catapulta esa relación (y sus frutos) a nuevas alturas.

Mayor empatía hacia la actividad minera: a partir de un trabajo de sensibilización, forjando una relación de mediano y largo plazo que permita incorporar a la minería como un factor positivo en el desarrollo de su comunidad. Los opositores del mañana pueden ser los niños de hoy si no les ofrecemos información y formación respecto a lo que significa la minería y las oportunidades que puede generar. Recordemos que las percepciones se construyen en años pero pueden destruirse en segundos y existen grupos dedicados a ese objetivo.

En nuestro país existen muchas empresas - desde la gran minería hasta la pequeña- que han implementado iniciativas relacionadas a la educación para buscar potenciarla y mejorarla. Emprendimientos que van desde la mejora de la infraestructura educativa hasta intentos por incorporar en la currícula temas relacionados a la minería. Estas iniciativas han tenido, en mayor o menor medida, resultados auspiciosos pero que muchas veces se quedan en programas pilotos, no pueden ser escalables, no obtienen respaldo de otros actores como los gobiernos locales o no son consistentes en proveer más financiamiento desde la casa matriz. Con todo y esas dificultades, estos esfuerzos son de gran importancia y deben continuar.

El reto que plantea este escenario es poder vencer la comodidad de la mirada de corto plazo en la planificación inicial del proyecto minero y trabajar para articular gestiones institucionales exitosas para que estos "pilotos" -que en sí mismos ya benefician a mucho niños y niñas- se conviertan en programas de largo plazo que puedan ser escalables y permitan continuar trabajando en las zonas rurales durante décadas y de la mano con las siguientes generaciones.

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