martes, 25 de agosto de 2015

La importancia de involucrar a nuestros colaboradores en la estrategia digital




Cuando las organizaciones empiezan a confiar en la capacidad de sus colaboradores para representar a la marca, cosas buenas pasan. Pero el primer paso lo tiene que dar la empresa.

Por: Luis Cornejo Peralta (*)

Muchas veces las organizaciones se encuentran en situaciones en que no les son suficientes los canales oficiales o gremiales. Los directivos comienzan a darse cuenta que no tienen un apoyo comprometido que genere impactos positivos hacia la marca. Erróneamente, muchos buscan este soporte externamente, intensificando su estrategia de relaciones públicas, de presencia en medios de comunicación o publicitaria, pero siempre ofreciendo a un solo interlocutor para soportar el mensaje: la empresa misma.

Entonces, pareciera que no hay nadie más que pueda dar fe de las versiones brindadas por la organización, nadie más que la soporta con su opinión, nadie que la respalda individualmente. No nos damos cuenta que cada organización cuenta con tantos embajadores de su marca como colaboradores tiene. Tampoco vemos claramente que cada uno de ellos, desde las distintas especialidades y roles que desempeñan pueden ser defensores y promotores de nuestra posición, no solo en tiempos difíciles sino, sobre todo, en el acontecer diario de la marca.

Las redes sociales y demás plataformas digitales nos otorgan a todos un sentido de voz pública nunca antes conocido, y la capacidad de poder influir positiva o negativamente sobre productos, marcas, organizaciones, situaciones y personas.

Pueden existir muchas formas de conseguir el apoyo de nuestros colaboradores para fines específicos, donde la organización necesita consolidar una posición y fortalecer su versión sobre un hecho en particular; y de poder construir una comunidad interna que funcione frecuente y eficientemente que pueda dar cara por la organización si así se requiere.


Aquí propongo cinco acciones para empezar a construir estos grupos internos de soporte:

  1. Verifique las políticas de comunicación y el acceso que tienen los empleados a las redes sociales y medios digitales: Si sus trabajadores no pueden acceder a sus cuentas de Facebook, Twitter o Instagram, de nada servirá su voluntad para ayudar a la empresa. Deles el acceso y sea específico sobre los parámetros de su uso, la creación de una política de uso de redes sociales es una buena opción.
  2. Actualice sus canales internos y externos: Si la organización no acostumbra compartir información con sus empleados o lo hace tarde o luego de que suceden los hechos, esa desidia comunicativa será recíproca en su fuerza laboral. De igual modo externamente, los canales deben estar actualizados. Sea constante.
  3. Produzca contenido relevante: Sus colaboradores, casi siempre, estarán dispuestos a ayudar a su organización si eso se requiere de ellos. Sin embargo, la empresa es la que debe proporcionar contenidos valiosos (videos, notas de prensa, fotografías, etc.) que puedan ser difundidos por los empleados. De esta manera también podrá orientar mejor el tono, estilo y tiempo de la comunicación, potenciando los resultados de la intervención de los colaboradores.
  4. Siempre provea una versión oficial: Aun cuando la empresa pueda brindar contenidos valiosos que compartir y discutir, se debe asegurar la existencia de una versión oficial en cada caso que, a modo de resumen, permita conocer claramente la posición formal de la organización. Así también se evita la dispersión en el mensaje.
  5.  El momento es ahora: En las redes sociales, así como en la mayoría de espacios digitales, el tiempo es un elemento muy valioso. No lo pierda en procesos de aprobación engorrosos; reduzca los pasos, acelere las revisiones, haga lo que sea necesario para que las aprobaciones no retrasen o bloqueen la oportunidad de la comunicación. La reputación de su empresa se lo agradecerá y la voluntad de sus colaboradores también.

Las áreas de comunicación interna y de recursos humanos cumplirán un rol fundamental en lograr identificar a aquellos colaboradores que puedan ser los impulsores internos al momento de motivar al resto del equipo a involucrarse en las conversaciones y discusiones sobre cuestiones relacionadas a la organización y a la marca, cuya reputación, en cierto modo, también comparten.    


(*) Director de Taller Creativo Consultores

lunes, 17 de agosto de 2015

Con el desarrollo preventivo ganamos todos



Cuando en una comunidad se unen las potencialidades con una visión de futuro sostenible se puede aspirar a lograr grandes cosas.

Por: Víctor Aubert Rothgiesser (*)

Muchas veces la gestión social de las comunidades, relacionadas con un proyecto u operación, se inician tiempo después de que se inició el relacionamiento real; y habitualmente cuando se llega a situaciones de potencial coacción por alguna de las partes, cuando es necesario “negociar”. Y muchas veces, también, al llegar a este punto, ya se crearon problemas de confianza y credibilidad entre las partes, los cuales complican mucho el relacionamiento empresa – comunidad e influyen negativamente en el desarrollo de la convivencia.

Para evitar los problemas de confianza y credibilidad, y para buscar un compromiso entre las partes, se está utilizando hoy el concepto de “desarrollo preventivo”, que ha sido definido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) como “una estrategia para transformar los conflictos vinculados al uso de recursos naturales en oportunidades para el desarrollo mediante el impulso de herramientas que contribuirán al fortalecimiento de las capacidades de las instituciones, actores y aliados participantes. Este enfoque comprende al territorio como el escenario para el desarrollo, donde viven personas que comparten historia, cultura, aspiraciones socio-políticas, un ambiente con recursos naturales y ecosistemas, medios productivos, económicos y de infraestructura que requieren ser encadenados para potenciar su desarrollo, constituyéndose en una mirada integral que conjuga todas esas variables”.

En un escenario de “desarrollo preventivo”, la empresa inicia sus labores de gestión social en paralelo con el inicio del proyecto, con el enfoque de apalancar las potencialidades de la comunidad de forma colaborativa. Esta interacción inicial sumada al desarrollo y puesta en marcha de planes conjuntos entre comunidad y empresa permiten crear lazos de confianza y credibilidad mutua, ayudando también a la construcción de canales de comunicación efectiva, eficiente y económica entre las partes. En este entorno, es altamente probable que se consiga un ambiente positivo de convivencia que se mantenga estable durante el desarrollo de la operación de la empresa, que los conflictos entre las partes se minimicen y que la solución a los mismos se simplifique mucho.

Con el enfoque de “desarrollo preventivo” ganan todos: la empresa, que puede operar en un ambiente de convivencia positiva; que puede desarrollar canales de comunicación directos y relevantes; y que puede obtener una mayor rentabilidad social de sus inversiones en responsabilidad social. Las comunidades, que consiguen una mejora real en sus condiciones de vida (gracias a la inversión en el desarrollo de sus capacidades); que pueden percibir directamente, y desde un inicio, beneficios relevantes en sus localidades; y que pueden convivir con una operación extractiva en una situación confianza.  Y, las autoridades, que pueden contar con socios estratégicos para impulsar el verdadero desarrollo de sus localidades, con una visión conjunta y en entornos de paz y compromiso social.

(*) Director de Taller Creativo Consultores